En una reciente encuesta del American Council of Education (https://bit.ly/3xbUVtJ) se observa que las 5 máximas preocupaciones de los responsables de entidades educativas actualmente son, por ese orden: La salud mental del alumnado, la matriculación, la salud mental del profesorado, su retención y reclutamiento.
Es interesante porque claramente se puede ver un hilo conductor en estas respuestas priorizadas: el cuidado de las personas. Si consideramos que la pandemia está provocando un cambio en las entidades educativas, entonces podemos analizarlo en este ciclo natural del cambio: 1) Agua – Dinamizando (los cambios forzados iniciales), 2) Madera – Innovando (cuando se experimentaron las nuevas maneras de hacer en las aulas), 3) Fuego – Energizando (ahora que se debe perseverar en el cambio mientras continua la pandemia, priorizando el cuidado de las personas), 4) Tierra – Contemporizando (vendrá cuando dejemos atrás la pandemia y podamos analizar qué hemos aprendido y con qué nos queremos quedar) y, finalmente, 5) Metal – Consolidando (cuando convirtamos en nuevos hábitos colectivos los cambios e innovaciones realizados).
6 ideas sobre la fase actual de Fuego:
- MOMENTO DE CAMBIO
Se reconoce por ser un momento en el que se generan crisis y tensiones internas propias de los procesos de cambio, teniendo en cuenta que ya se lleva un tiempo “empujando el sistema” de la entidad educativa hacia nuevas maneras de hacer. Es el momento de la toma de decisiones sobre las experimentaciones realizadas y sobre la institucionalización de aquello necesario para la transformación educativa, asumiendo sus consecuencias lógicas.
- FRECUENCIA PARA FLUIR: ENERGIZANDO
Para fluir se necesita perseverar en aquello que se ha venido construyendo, pero también se necesitan dedicar esfuerzos a escuchar, ofrecer apoyos, negociar y limar las asperezas que puedan surgir en el proceso de cambio, así como reconocer los éxitos que se van consiguiendo y mantener alto el espíritu del colectivo.
- ESTRATEGIAS A SEGUIR
Este momento necesita que la organización y sus miembros se mantengan en la práctica el tiempo suficiente para crear hábitos comunes, pero al mismo tiempo impulsando iniciativas para cuidar a las personas y no permitir que el agobio o el cansancio minen la moral colectiva.
- TRABAJOS A REALIZAR
Esta es la fase del entrenamiento, de generar actividades conscientes de soporte para que todos sean capaces de perseverar en la acción, así como actividades de conectividad, escucha activa y retroalimentación constructiva que permitan sortear las crisis y tensiones que vayan apareciendo.
- LIDERAZGO NECESARIO
Requiere un liderazgo conciliador y de soporte, que cuide a las personas pero que mire de negociar las resistencias y gestionar las emociones negativas, que ofrezca oportunidades pero que no permita el desánimo y el olvido de aquello que se ha venido construyendo.
- EXPECTATIVAS DE CAMBIO
Este nivel permite generar posteriormente la temporización y refinamiento del cambio después de la crisis y tendrá una gran influencia cuando se estén consolidando los cambios que se hayan venido trabajando. La energización colectiva que se haya conseguido en esta tercera fase de transformación se traducirá en hábitos colectivos que permitan consolidar el cambio más adelante.
Este es, por tanto, un momento crítico en la consecución de todo aquello que nos dejará la pandemia en nuestras entidades educativas y, como podemos observar, la clave está en la capacidad que tengamos en estos momentos para hacer cuidado adecuado de las personas que forman parte de nuestra organización.
¿Sería interesante un diagnóstico sobre el momento del cambio en el que se encuentra tu entidad educativa (pedagógico, organizativo y de bienestar de las personas), para la mejor toma de decisiones? Aquí más información al respecto.