Haciendo posibles los ODS en Educación
Es cada vez más recurrente que diversas entidades educativas adopten los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU como finalidades del aprendizaje, sin embargo, para hacer posible este tipo de educación y generar el impacto que necesitamos, es importante pensar más allá de la propia entidad educativa. En este sentido, la COVID-19 nos está enseñando de una manera sin precedentes como el significado de humanidad es el de un destino compartido, en la enfermedad y en la salud. En la miseria y los trastornos, la pandemia ha creado solidaridades temporales, no sólo a escala mundial sino también local; nos ha demostrado tanto la falta como la mayor necesidad de cooperación mundial como desencadenante de aquello que queremos construir com
o civilización. Las respuestas a desafíos globales pasan por la cooperación internacional, respaldada por valores de integridad y de acceso equitativo que deberían reflejarse en las entidades y en las redes estables a nivel internacional, para mejorar el impacto de la educación en su entorno.
Aquí algunas ideas sobre la forma en que la educación puede contribuir a los grandes retos que enfrentamos:
- La educación (y la ciencia) pueden desempeñar un papel clave en la construcción de la conciencia cultural y la competencia global y en el mantenimiento de las comunicaciones globales “densas” necesarias para construir una sociedad mundial nueva y estable. Dado que las actuales estructuras estatales y la maquinaria multilateral no pueden hacer frente a esto, la educación debe seguir cooperando para avanzar en los grandes retos más allá de lo que puede resolver la investigación por sí sola.
- Desde la educación, se pueden desarrollar respuestas colectivas que impliquen, además de los educadores, a los responsables políticos, los profesionales, los empresarios, los ecologistas, los tecnólogos, los agricultores y los defensores de los derechos civiles, entre otros. El bienestar colectivo debe ser abrazado como el objetivo de la interdependencia que permita abrir las puertas para un nuevo marco institucional hacia el desarrollo de las capacidades humanas en el futuro.
- Las entidades educativas deben estar a la vanguardia de la lucha contra las crisis climática, social, económica y de valores. Las instituciones de educación superior, por ejemplo, pueden hacerlo desde su función de producción de conocimientos y de incubación y transferencia de tecnología como en la integración de la educación sobre los ODS en el aprendizaje, en lo que respecta a las competencias técnicas y a la promoción de la conciencia y las responsabilidades mundiales.
- Las organizaciones educativas deben ser más adaptables y conscientes del medio ambiente. La educación debe hacer más hincapié en las múltiples dimensiones de la sostenibilidad, no sólo la medioambiental sino también la económica y la social, y puede integrar nuevas modalidades de aprendizaje, como aquellas pedagogías basadas en proyectos, en la comunidad y en el servicio.
- La Educación para el Desarrollo Sostenible de la UNESCO ofrece un marco en torno al cual la educación puede crear capacidades para el crecimiento ecológico y las habilidades de sostenibilidad en el futuro. Las entidades educativas pueden, por ejemplo, desarrollar una formación avanzada sobre cómo descarbonizar el mundo y proteger otros objetivos de sostenibilidad.
- Por último, el carácter transversal de los ODS exigirá una mayor colaboración interdisciplinaria dentro y entre las entidades educativas. Es necesaria una gran red de entidades educativas a nivel mundial, que permita hacer llegar este tipo de educación hasta el último rincón del planeta. Desde este punto de vista, la capilaridad de esta hipotética red tiene un potencial descomunal y podría convertirse en el desencadenante de la atención hacia los temas de sostenibilidad que apoyen el cambio hacia una civilización más sostenible e inclusiva, además de proporcionar una mayor garantía de cumplimiento de dichos objetivos a medio y largo plazo.
Referencias bibliográficas:
UNESCO IESALC (2021). Pensar más allá de los límites. Perspectivas sobre los futuros de la educación superior hasta 2050. Págs. 43-45.