Liderazgo Educativo: Transformar desde la Cultura, no desde el Control.

En el corazón de cada institución educativa late una cultura viva, una forma particular de comprender el propósito de la educación, de interactuar con el entorno y de proyectarse hacia el futuro. Esta fue la profunda reflexión que marcó la 3ª sesión de la Comunidad Profesional de Aprendizaje (CPA) Escalae 2025, un encuentro vibrante donde profesionales de la educación de España y Argentina se unieron para debatir sobre liderazgo educativo y pedagógico.

Desde la perspectiva del Instituto Escalae, una institución dedicada al acompañamiento para la mejora de la calidad y el desarrollo y gestión profesional, el liderazgo en entornos educativos en constante evolución requiere herramientas y sistemas que impulsen una «Transformación Educativa Positiva». Su director, el Dr. Federico Malpica, creador del Modelo Escalae, enfatiza la importancia de una innovación pedagógica sostenible basada en la colaboración del equipo docente y en un liderazgo directivo con visión estratégica. Para Escalae, el cambio significativo y duradero se logra interviniendo de manera conjunta y sostenida en todas las variables que afectan a la transformación de las instituciones educativas.

Si algo quedó claro en esta sesión, especialmente con las valiosas aportaciones de Pepe Menéndez, nuestro invitado en esta ocasión, es que liderar hoy no consiste en imponer estructuras rígidas, sino en movilizar voluntades, expandir horizontes y construir comunidad desde la coherencia. Liderar con propósito en un contexto donde la complejidad desafía las respuestas preestablecidas nos obliga a repensarlo todo.

Una de las frases más resonantes de la jornada fue: «Es mejor que las ideas sean suyas a que sean buenas». Esto subraya que el cambio no se impone, sino que se construye colectivamente con toda la comunidad educativa. El liderazgo efectivo no reside en tener todas las respuestas, sino en facilitar procesos, crear las condiciones adecuadas y proyectar posibilidades compartidas.

En este sentido, abrir la mirada de las entidades educativas al mundo es fundamental. Actividades como las visitas pedagógicas, la creación de redes de colaboración, la formación docente continua y la internacionalización son cruciales, pero lo es aún más la reflexión posterior. No se trata solo de lo que sabemos, sino de lo que hacemos con ese conocimiento. El verdadero liderazgo debe fomentar los meta-aprendizajes: una lectura profunda y colectiva de la experiencia, así como de los aprendizajes aplicables a partir de esta.

¿Qué tipo de liderazgo necesita la escuela hoy?

Esta es una pregunta audaz y compleja, sin respuestas cerradas, pero con implicaciones significativas. Las escuelas actuales están en constante movimiento, inmersas en procesos de cambio y adoptando el término «transformación» como una oportunidad positiva de mejora continua. En este escenario, es imperativo contar con líderes dinámicos, capaces de crecer y transformarse, y a la vez vulnerables, conscientes de su necesidad de preparación para una tarea tan honorable.

Como bien señaló Pepe Menéndez en nuestro encuentro de CPA, el liderazgo educativo actual necesita:

  • Diseñar espacios participativos con sentido: Que sean verdaderos escenarios de construcción, no meras formalidades vacías.
  • Evaluar con propósito: Utilizando indicadores que faciliten la intervención y la mejora, no la sanción o la categorización.
  • Comunicar con intención: Fortaleciendo la competencia comunicativa para edificar una narrativa institucional auténtica y movilizadora.
  • Sostener el equilibrio entre innovación y sentido: Encontrando la armonía entre la disrupción necesaria y la identidad que se desea preservar.
  • Proyectar la escuela al mundo: Conectando lo local con lo global, y lo interno con lo comunitario.
  • Fomentar la práctica reflexiva institucional: Que permita discernir lo esencial desde la realidad específica del centro.
  • Buscar aliados con autoridad moral: Personas capaces de acompañar el proceso desde el respeto y la legitimidad.

Un aspecto discutido simple pero trascendente, fue la importancia de dar ejemplo: el liderazgo se legitima en la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. No hablamos de líderes educativos perfectos, pues no existen. Se espera que las personas, a través de su ejemplo, sepan reconocer su vulnerabilidad, su necesidad de aprender y de asumir sus errores, comprendiendo su interdependencia con los demás.

El cambio real es cultural, no técnico.

Transformar una institución va más allá de «hacer cosas nuevas»; implica cambiar la manera de hacerlas. El liderazgo pedagógico debe ser capaz de desmantelar los individualismos, generar confianza y propiciar la circulación del conocimiento entre todos. Esto conlleva:

  • Reconocer e integrar liderazgos informales: Aquellos que impactan en el día a día.
  • Construir una cultura colaborativa: Que trascienda la mera eficiencia operativa.
  • Planificar con visión y flexibilidad: Adaptándose a la incertidumbre del entorno.
  • Acompañar con cercanía: Especialmente en contextos donde los aliados visibles escasean.
  • Escuchar activamente las resistencias: Sin otorgarles un poder desmedido, pero sin ignorarlas.

No nos enfrentamos a «problemas» con soluciones técnicas, sino a situaciones humanas que demandan escucha, empatía y creatividad. El cambio exige una presencia auténtica, una emocionalidad equilibrada y una convicción interna sólida que facilite la transformación cultural de la institución.

¿Cómo encontrar el equilibrio entre innovación y sentido?

Uno de los mayores desafíos para las escuelas es lograr un balance entre innovación, disrupción y propósito. Este «triángulo dinámico» a menudo genera incomodidad, pero también impulsa el progreso. A veces, la disrupción logra despertar el sentido profundo de nuestra labor; otras, solo genera ruido y fragmentación. Discernir cuándo una propuesta es verdaderamente transformadora y cuándo es solo una distracción es un verdadero arte. Requiere, además de pausa, reflexión y una escucha profunda de la comunidad educativa, tener un propósito común más allá de lo metodológico, sino anclado en el aprendizaje que queremos obtener en el alumnado al acabar su formación (perfil de salida/egreso). También requiere la capacidad de sostener preguntas incómodas y de decir «no» a modas vacías.

Hacia una hoja de ruta compartida para el liderazgo educativo en 2025.

Basados en los aportes de la sesión y en la práctica diaria de muchos líderes, es posible esbozar una hoja de ruta para impulsar un liderazgo pedagógico transformador. Las tendencias actuales en liderazgo educativo para 2025, tal como se refleja en el Informe GEM 2024/5 y otras investigaciones, enfatizan un liderazgo empático, la gestión del cambio, el pensamiento estratégico y la inclusión. En este contexto, un buen líder, además de ser competente emocionalmente, debe saber crear una cultura que permita avanzar, aprender y transformar.

Esta capacidades implican:

  • Liderar desde la convicción interna: Actuando en coherencia con unas finalidades de aprendizaje previamente consensuadas en la entidad educativa.
  • Acompañar procesos: Que conecten con el propósito institucional.
  • Evitar el aislamiento profesional: Promoviendo espacios horizontales y colaborativos.
  • Evaluar con evidencias objetivas pero formativas: Como la evaluación 360°.
  • Diseñar estructuras sostenibles: Con tiempos y espacios adaptados al cambio.
  • Promover la inteligencia emocional y el desarrollo de una cultura organizacional saludable: Fundamental para el bienestar y el rendimiento.

En definitiva…

El liderazgo educativo ya no se define por la capacidad de gestionar eficientemente, sino por la habilidad de generar sentido, de sostener la emocionalidad inherente al cambio y de construir culturas escolares abiertas, inclusivas y coherentes. Liderar es, en esencia, crear las condiciones para que lo colectivo florezca. No desde el control, sino desde la convicción. No desde la técnica, sino desde la cultura, para darle más rigor a los espacios educativos en este Siglo XXI.

 

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El Instituto Escalae para la Calidad de la Enseñanza-Aprendizaje, es una institución privada internacional comprometida con la investigación y desarrollo de soluciones para garantizar la innovación pedagógica sostenible y la transformación educativa positiva.

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