Tipos de liderazgo docente para una experiencia educativa integral

Por: Federico Malpica Basurto

¿Cómo puede el perfil docente influir en la gestión emocional del aprendizaje? La educación no es solo la transmisión de conocimientos técnicos, sino una tarea profundamente emocional. Recientemente he podido leer el trabajo de Roberto Aguado sobre el vínculo emocional consciente (V.E.C.), donde explica que los docentes no solo deben dominar los contenidos que enseñan, sino también ser capaces de manejar las dinámicas emocionales que emergen tanto en ellos mismos como en sus alumnos. Este artículo explora cómo los tres tipos de liderazgo (pedagógico, interpersonal e intrapersonal) constituyen el perfil completo del docente, y cómo cada uno puede influir positivamente en la gestión emocional del aula, así como en los resultados de aprendizaje de su alumnado.

 

Liderazgo Pedagógico: Saber qué hacer en el aula

El liderazgo pedagógico es el fundamento del conocimiento técnico y metodológico del docente. En esta esfera, el docente se centra en la creación de estrategias pedagógicas efectivas, así como en el uso de tecnologías y herramientas que logren producir el aprendizaje deseado en sus estudiantes. Ahora bien, según el enfoque de Roberto Aguado, no basta con ser un experto en la materia; el verdadero éxito radica en integrar la gestión emocional al proceso de enseñanza. Los docentes que dominan este liderazgo no solo enseñan información, sino que son capaces de crear un ambiente de seguridad y admiración que favorece la apertura y la curiosidad, elementos clave en la adquisición de conocimientos y en el desarrollo de experiencias de aprendizaje efectivas.

Ejemplos en el aula:

Uso de estrategias activas:

Implementar métodos de aprendizaje basado en proyectos (ABP) o aprendizaje cooperativo permite a los estudiantes participar más activamente y mejorar su comprensión de los temas tratados.

Configuración de recursos didácticos según las necesidades:

En lugar de simplemente diversificar los recursos, el docente debe seleccionar y adaptar aquellos que mejor respondan a las necesidades específicas de los alumnos. Por ejemplo, un grupo con dificultades de atención podría beneficiarse de actividades más dinámicas y visuales, mientras que un grupo más avanzado podría requerir recursos más complejos o profundos que los reten intelectualmente.

Evaluación continua y adaptativa:

Un docente con liderazgo pedagógico ajusta las evaluaciones y tareas no solo para medir el progreso, sino también para identificar áreas en las que los estudiantes necesitan más apoyo, asegurando que cada uno pueda avanzar de acuerdo a sus capacidades y ritmo de aprendizaje.

 

Liderazgo Interpersonal: Gestión del Aula

El liderazgo interpersonal se refiere a la capacidad del docente para gestionar el clima emocional en el aula. Esto incluye la resolución de conflictos, la construcción de relaciones sólidas con los estudiantes y la creación de un ambiente de respeto mutuo. Este tipo de liderazgo se basa en la empatía y la simpatía, lo que implica no solo entender las emociones de los estudiantes, sino también regular las propias para modelar comportamientos adecuados. Según el modelo de Vinculación Emocional Consciente (V.E.C.), cuando un docente maneja efectivamente el liderazgo interpersonal, crea una atmósfera en la que los alumnos se sienten seguros para expresarse, lo que potencia su capacidad para enfrentar retos académicos y emocionales.

Ejemplos en el aula:

Construcción de un clima de respeto mutuo:

Establecer normas claras y coherentes de comportamiento que fomenten el respeto entre los estudiantes. Un docente puede, por ejemplo, organizar círculos de diálogo semanales donde los alumnos expresen sus emociones o preocupaciones.

Resolución pacífica de conflictos:

Implementar técnicas como la mediación entre pares o la negociación de conflictos ayuda a los estudiantes a gestionar sus emociones y a resolver sus diferencias de manera constructiva.

Fomentar la colaboración:

Diseñar actividades que promuevan el trabajo en equipo, donde los estudiantes puedan apoyarse entre sí, refuerza la cohesión del grupo y les enseña a valorar las habilidades de sus compañeros.

 

Liderazgo Intrapersonal: Gestión Personal

El liderazgo intrapersonal es quizás el más crucial, ya que implica la gestión emocional del propio docente. En este sentido, un buen docente no solo debe controlar sus reacciones emocionales, sino también desarrollar flexibilidad emocional, lo que le permite adaptarse a diferentes situaciones sin perder el control ni la salud mental. La capacidad de un docente para mantener la calma y mostrar seguridad en momentos difíciles es esencial para que los estudiantes perciban un modelo de estabilidad emocional. Aguado señala que este liderazgo intrapersonal se basa en la capacidad del docente para aceptar su propio guión vital y responder adecuadamente a las demandas emocionales de la enseñanza.

Ejemplos en el aula:

Práctica de mindfulness o respiración consciente:

Introducir breves ejercicios de relajación al inicio o al final de la clase ayuda no solo a los estudiantes, sino también al docente, a centrarse y reducir la ansiedad.

Modelar respuestas emocionales equilibradas:

Un docente que maneja sus emociones con calma y coherencia ante situaciones difíciles, como interrupciones o problemas de disciplina, muestra a los alumnos cómo manejar sus propias reacciones.

Autorreflexión y desarrollo profesional continuo:

Participar en talleres de desarrollo personal o sesiones de coaching emocional permite al docente seguir fortaleciendo su capacidad para gestionar sus emociones y responder mejor a los desafíos del aula.

 

Cómo afectan diferentes emociones al proceso de aprendizaje

Según Roberto Aguado, las emociones juegan un papel fundamental en la apertura al aprendizaje y la motivación, creando un entorno que facilita o dificulta la asimilación de nuevas ideas y mejora o empeora la disposición para enfrentar desafíos. Las principales emociones que pueden potenciar el aprendizaje son:

  1. Alegría

La alegría está vinculada a la permanencia en situaciones que se perciben como satisfactorias y gratificantes. En un entorno de aprendizaje, esta emoción genera una mayor disposición para explorar nuevas ideas y afrontar retos con una actitud positiva. Según el documento, la alegría activa el núcleo accumbens y la sustancia negra, estructuras cerebrales que promueven el bienestar y el placer, lo que facilita la retención de información y la creatividad.

  1. Curiosidad

La curiosidad es una emoción clave para el aprendizaje, ya que impulsa a los estudiantes a investigar, hacer preguntas y buscar nuevas soluciones. Esta emoción está relacionada con el interés y la motivación intrínseca. El documento menciona que la curiosidad activa áreas del cerebro como el hipocampo, relacionadas con la búsqueda de conocimiento y el placer de descubrir. Un ambiente que promueve la curiosidad facilita la disposición de los estudiantes para profundizar en temas nuevos y complejos.

  1. Seguridad

La seguridad emocional es esencial para que los estudiantes se sientan cómodos al asumir riesgos intelectuales. Cuando un alumno siente seguridad en su entorno, se atreve a participar, cometer errores y aprender de ellos. Esta emoción se asocia con estructuras cerebrales como el hipocampo y el núcleo estriado, que fomentan el control y la estabilidad emocional. Los docentes pueden promover esta emoción creando un entorno en el que los estudiantes se sientan aceptados y apoyados.

  1. Admiración

La admiración, cuando se orienta hacia el docente o hacia los compañeros, fomenta el aprendizaje por imitación y el deseo de mejorar. Esta emoción ayuda a los estudiantes a identificar comportamientos y conocimientos valiosos que quieren emular. El documento indica que la admiración activa estructuras cerebrales como el núcleo accumbens y áreas relacionadas con la imitación y la contemplación, lo que favorece la adopción de nuevos conocimientos y actitudes positivas.

Estas emociones no solo motivan a los estudiantes, sino que también crean un entorno en el que es más fácil para ellos concentrarse, retener información y conectarse con el contenido. Promover emociones como la alegría, la curiosidad, la seguridad y la admiración en el aula es clave para maximizar el potencial de aprendizaje.

Ahora bien, algunas emociones clave que pueden bloquear el acceso a nuevas ideas y generar estrés en los estudiantes son:

  1. Miedo

El miedo es una emoción que, cuando no se gestiona adecuadamente, provoca una respuesta de huida o parálisis. En un contexto educativo, el miedo a fallar, a ser juzgado o a no cumplir con las expectativas puede hacer que los estudiantes eviten participar activamente o asumir riesgos creativos. El documento menciona que el miedo activa la región del cerebro relacionada con la huida (Locus Coeruleus, amígdalas), lo que provoca una desconexión que impide la apertura a nuevas ideas.

  1. Rabia

La rabia, cuando no es manejada de forma adecuada, activa respuestas de ataque (amígdalas, región gris periacueductal). Esta emoción no solo bloquea la capacidad de procesar nueva información, sino que también genera tensión en el entorno, afectando tanto a quien la experimenta como al grupo en general. La rabia puede hacer que los estudiantes se cierren a opiniones diferentes y se enfoquen en confrontaciones, en lugar de estar abiertos a aprender.

  1. Tristeza

La tristeza, cuando es prolongada, genera una sensación de desconexión o desaparición. Los estudiantes que experimentan tristeza pueden sentir falta de energía y motivación, lo que dificulta su participación activa en el aula y su capacidad de aprender nuevas ideas. Según el documento, la tristeza puede generar una respuesta emocional que lleva a desaparecer en el proceso de aprendizaje, desconectando a los estudiantes de la realidad del aula.

  1. Culpa

La culpa puede ser una emoción bloqueadora cuando los estudiantes sienten que no cumplen con las expectativas, ya sea de sus docentes, de sus familias o de sus compañeros. Esta emoción, vinculada a la reparación, puede generar estrés cuando los estudiantes se centran excesivamente en corregir errores pasados, en lugar de avanzar hacia nuevas oportunidades de aprendizaje. La culpa, según el documento, puede dificultar que los estudiantes se enfoquen en el presente y obstaculizar su capacidad para enfrentar desafíos futuros con confianza.

Estas emociones no son necesariamente negativas, pero cuando no son gestionadas adecuadamente, pueden generar bloqueos emocionales que interfieren con el aprendizaje. Para contrarrestar estos efectos, es fundamental que el docente actúe con un liderazgo emocional efectivo, ayudando a los estudiantes a identificar y gestionar estas emociones para mantener un ambiente de aprendizaje abierto y flexible.

 

Fundamentos de la Gestión Emocional en el Aula

La gestión emocional en el aula tiene un impacto directo en el aprendizaje. Según la investigación, las emociones juegan un papel fundamental en la regulación del sistema nervioso y en la capacidad del cerebro para procesar información. Las emociones como la alegría, la curiosidad y la seguridad no solo facilitan el aprendizaje, sino que también ayudan a consolidar el conocimiento. En cambio, otras emociones como el miedo, la rabia, la tristeza o la culpa pueden bloquear el acceso a nuevas ideas y generar estrés, lo que afecta el rendimiento cognitivo. Por lo tanto, un docente que sepa manejar sus propias emociones y las de sus estudiantes crea un entorno de aprendizaje óptimo.

Además, la neurociencia ha demostrado que el cerebro responde de manera diferente a la información según el estado emocional en el que se encuentra. Las conexiones sinápticas y la mielinización, esenciales para la adquisición y retención de conocimientos, se ven afectadas por las emociones. Un ambiente emocionalmente seguro promueve una mayor plasticidad cerebral, facilitando el aprendizaje a largo plazo.

En conclusión, el perfil docente completo abarca tres tipos de liderazgo que, al combinarse, crean una experiencia educativa integral. El desarrollo de estos liderazgos no solo impacta el aprendizaje, sino también el bienestar emocional de los estudiantes. Los docentes, como líderes pedagógicos, interpersonales e intrapersonales, tienen el poder de transformar la educación en una experiencia emocionalmente rica, lo que a su vez potencia el aprendizaje y el crecimiento personal.

Referencias

Aguado, R. (2006) Terapia de Interacción Recíproca. Infocop-online. Revista de psicología. http://www.infocoponline.es/view_article.asp?id=577

Aguado, R. (2012) La emoción decide y la razón justifica. Psinapsis Nº1 (pp 12-20).

Aguado, R. (2012) Necesidades Básicas, Referencias Básicas y Conflictos Básicos. Psinapsis. Nº1 (pp 21-26).

Aguado, R. (2012) Decálogo de Terapia de Interacción Recíproca. Psinapsis Nº1 (pp 4-11).

Aguado, R. (2012) El fracaso está ligado a no saber y el éxito a fracasar sabiendo. Mercados21es. https://www.mercados21.es/formacion/roberto-aguado-el-fracaso-esta-ligado-a-no-saber-y-el-exito-a-fracasar-sabiendo

https://robertoaguado.com/

 

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