Docentes como Arquitectos del Aprendizaje
“He tenido algunos profesores realmente increíbles”, escribió una encuestada de Student Voice que asistía a una universidad en Nueva York. Sin embargo, la siguiente oración de ese comentario refleja cuán individualizada es la experiencia educativa y cuán difícil es para los estudiantes dar una calificación general de sus profesores: “También he tenido algunos profesores realmente horribles, racistas/sexistas/homofóbicos que no escucharon los comentarios de los estudiantes”.
Aun así, cuando se les preguntó en esta encuesta acerca de la calidad de los profesores actuales, en gran medida obtuvieron altas calificaciones, sobre todo en uso de la tecnología y elección de materiales didácticos.
Esto es interesante porque estudiosos de los procesos educativos actuales están convencidos de que la tecnología desempeñará un papel cada vez más importante en las aulas, pero esto requerirá que los docentes reconsideren su papel y se conciban a sí mismos como ingenieros de experiencias de aprendizaje, arquitectos de actividades y diseñadores de evaluaciones. A continuación, algunas ideas sobre lo que significa esta manera de concebir la profesión docente.
La primera pregunta es, seguramente, ¿por qué es necesario que los docentes de conviertan en arquitectos de experiencias de aprendizaje? Porque cada vez más, estos profesionales de la educación, especialmente aquellos en las disciplinas más desafiantes y de alta demanda, o aquellos que ejercen la profesión en contextos de especial dificultad, estarán bajo una intensa presión para: Reducir las brechas de desempeño y logro y asegurar que todos los estudiantes en un curso en particular alcancen un nivel mínimo viable de competencia. Asegurarse de que los estudiantes adquieran modos de pensar basados en disciplinas y puedan aplicar habilidades específicas de la disciplina. Ampliar las oportunidades de los estudiantes para participar en la indagación, la investigación y el aprendizaje activo mediante la práctica. Asegurarse de que sus estudiantes permanezcan comprometidos y encaminados.
Hoy día, es ingenuo pensar que la mayoría de los y las docentes tengan la determinación, la competencia o el tiempo para diseñar los tipos de material didáctico interactivo de próxima generación que los expertos prevén como un componente clave en el futuro de la enseñanza. Pero ¿y qué tal si no necesitarán reinventar la rueda? Podrían adoptar recursos para remezclar, editar y modificar materiales didácticos, tanto como las licencias de uso lo permitan. Y aquí es donde entran los creadores de contenidos, editoriales y plataformas, pues si quieren ser una solución para la comunidad docente, esto implicará asociaciones entre editoriales, plataformas y programas, equipos de especialistas, fundaciones y otros financiadores, para ponerles fáciles las cosas a estos profesionales de la educación, tanto en la adopción de la tecnología en las aulas como en el uso cotidiano. Tener que entrar en 6 o 7 plataformas para poder hacer el trabajo docente es, simplemente, insostenible.
El objetivo sería, por tanto, proveer de los recursos necesarios para que los docentes se puedan considerar arquitectos del aprendizaje, cuyas principales responsabilidades como profesionales sean:
■ Transformar su curso en un viaje experiencial y una comunidad de investigación con el objetivo de llevar a todos los estudiantes al éxito.
■ Diseñar actividades de aprendizaje atractivas y con propósito.
■ Dar seguimiento y apoyo proactivo al proceso de aprendizaje de sus estudiantes.
■ Desarrollar evaluaciones significativas que realmente evalúen las competencias de los estudiantes, incluidas sus habilidades de pensamiento crítico y de orden superior.
■ Proporcionar retroalimentación significativa, sustantiva y útil.
La enseñanza es, ante todo, una cuestión de relaciones: relaciones de confianza, de apoyo, de aliento. Y, como sabemos, implica necesariamente improvisación, creatividad, inventiva e inspiración. Sin esos elementos, la educación no es más que un mero proceso instructivo. Por eso la tecnología por sí misma no puede ser la solución, solo un recurso que puesto en las manos de docentes “realmente increíbles” (como definía la estudiante al inicio de este artículo) es capaz de hacerlos llegar a donde antes no podían.
Mientras que la capacitación se trata de la adquisición práctica de habilidades particulares, la educación se trata de mejorar la capacidad aprender: adquirir la capacidad de investigar, pensar críticamente y comunicarse de manera efectiva en cualquier contexto. Mientras que un pequeño número de autodidactas puede aprender esto por su cuenta, la mayoría de nosotros seguiremos necesitando algo más: un guía, un mentor, un arquitecto que sea capaz de construir el faro (con la mejor tecnología posible) que nos guíe en nuestra búsqueda.
Fuentes:
Inside Higher Education Report “Preparing professors for a more Digital World” Ver fuente en: https://www.escalae.org/wp-content/uploads/2022/11/IHE_Booklet_Preparing-Professors-for-a-More-Digital-World.pdf
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