3 claves de la Formación Docente Online (parte 1)
Los docentes vivimos una profesión en la que, por su propia naturaleza, conlleva unas satisfacciones enormes, pero a pesar de ello, podemos vivir toda una carrera magisterial sin sentir la verdadera necesidad de mejorar de manera sistemática nuestra práctica. En parte, esto es debido a que los recursos actuales para la mejora de las habilidades docentes distan mucho de ofrecer los resultados adecuados. Según TALIS (Teaching And Learning International Survey) de la OCDE, afirma que: “Una media de tres cuartas partes de los profesores de los 23 países TALIS comunicó que el aumento de la calidad de su trabajo no recibía ningún reconocimiento. Una proporción similar informó de que no recibirían ningún reconocimiento si fueran más innovadores en su enseñanza. Además, solamente alrededor de la mitad del profesorado de los países TALIS comunicó que su director utilizaba métodos eficaces para determinar el rendimiento de sus profesores. Ello dice muy poco a favor de los esfuerzos que realiza una serie de países para promocionar centros de enseñanza que fomenten una constante optimización”. (ver Informe completo en https://bit.ly/33fDehV).
Las plataformas online ofrecen una gran oportunidad para el desarrollo profesional docente, pues la formación deja de estar suscrita a un entorno geográfico determinado, con la reducción en desplazamientos y por tanto, en la inversión que esto supone para los docentes y las propias instituciones educativa, que además, en situaciones de semipresencialidad forzada, puede convertirse en la única posibilidad real de mantener una formación docente sistemática que llegue a todo el profesorado. Sin embargo, es necesario seguir algunos principios que deben alimentar el diseño de dichas herramientas, por ejemplo, contar con análisis personalizados de la práctica pedagógica, que permitan la mejora continua de dicha práctica y su certificación a nivel personal, así como el acceso a una comunidad internacional de docentes interesados en mejorar y compartir sus experiencias en las aulas.
Un sistema de mejora continua de las prácticas educativas debe ser ágil y simple, a la vez que riguroso y motivante, por tanto, debería sostenerse en tres principios básicos:
- El aprendizaje colaborativo, es decir, la capacidad que debemos tener como profesionales para aprender unos de otros.
- El aprendizaje adaptativo, que se traduce en la capacidad de la herramienta de “aprender” de cada usuario y adaptarse a sus propias necesidades e intereses, así como ser capaz de dibujar un itinerario formativo a medida.
- Motivación y reconocimiento, o la capacidad de la comunidad educativa y las autoridades, para reconocer las evidencias de prácticas educativas efectivas en las aulas en función de su contribución demostrada a los resultados de aprendizaje de los alumnos y alumnas.
Más información en: www.teacherspro.com